La prisa, las agendas repletas de tareas, el ambiente acelerado que nos rodea… todo nos hace vivir tan deprisa que nos robotizamos haciendo que nuestra mente se ausente del presente, y no somos realmente conscientes de ello. Hacemos las cosas porque hay que hacerlas, y mientras tanto, nuestra mente viaja al pasado y al futuro analizando, cuestionando, suponiendo… perdiéndonos los pequeños detalles y las oportunidades que nos regala la vida.
Nos ocurre a diario, no prestamos atención a lo que ocurre en el momento porque estamos pensamos en lo que tenemos que hacer después, planificando el día de mañana, pensando si se nos ha olvidado hacer algo antes de salir de casa, preguntándonos si hemos obrado correctamente al tomar una decisión o qué pasará si las consecuencias no son las que esperamos….
Nos robamos el tiempo a nosotros mismos con cosas del ayer y del mañana. Sin embargo, lo que pasó es pasado y ya no se va a poder modificar por más que nos martiricemos. Debemos afrontarlo y aceptarlo como tal, sin dejar que el tiempo pase ante nosotros. A veces también pensamos angustiados en cosas que tal vez puedan suceder que luego no ocurren de esa manera y ese tiempo perdido por pensar en ello no se podrá recuperar nunca. Tenemos que dejar de idealizar el futuro en el que siempre pensamos pues nos impide ver los logros conseguidos hasta el momento de los que deberíamos disfrutar y sentirnos orgullosos.
¿Te has parado a pensar que lo que hoy eres es gracias a todo lo que te ha traído hasta aquí? Si borramos esas partes de tu pasado que te producen dudas o que crees que son errores, el aprendizaje que has hecho hasta el día de hoy también se evaporaría y no serías la misma persona.
En vez de ocupar nuestro tiempo preocupados por la posibilidad de haber hecho las cosas de otro modo, deberíamos preocuparnos de aprender de lo sucedido y seguir adelante. Y respecto al día de mañana, lo que aprendemos cada día debería bastarnos para enfrentarnos a lo que venga sin necesidad de anticiparlo. Tan solo viviendo el hoy, aceptando el pasado y la incertidumbre del futuro, podemos crecer como personas.
Te invito por un segundo a que te detengas, pienses y te escuches, no permitas que tu mente no viva en el presente por culpa a los pensamientos ajenos al momento actual. No permitas que tu vida pase delante de tus ojos sin sentido alguno viviéndola como si no fuera tu propia vida. Tú tienes el poder de decidir y actuar. Tú tienes la fortuna de estar aquí ahora. Aprovecha este momento, porque cada día es un regalo, y te mereces disfrutar de él.