Lo primero que hay que decir es que las personas tóxicas no saben que lo son y, en general, no tienen por qué albergar malos sentimientos. Digamos que estas personas se mueven más por sus propias necesidades de seguridad y autoafirmación que las demás.
Por ejemplo: una persona tóxica si tienen que comprar un regalo para otra seguramente comprará uno que le guste particularmente a ella sin tener en cuenta los gustos de la persona que vaya a recibir el regalo.
A continuación veamos algunas pautas para reconocerlas:
- Vampirismo emocional, suelen usar frases como “si me hubieras hecho caso, luego siempre te equivocas”.
- Tienden a provocar en ti pena con el objetivo de que no te alejes de ellas, “no sabría que hacer sin ti”.
- Suelen utilizar el chantaje emocional con frases como:” no serías nadie sin mi”.
- Cuando consigues algo con tu esfuerzo lo minimizan “has tenido mucha suerte”.
- Cuando les comentas cualquier cosa que te haga ilusión tienden a boicotearla “ yo no me haría muchas ilusiones”.
- Se fijan en el lado negativo de las situaciones y hacen especial hincapié en ello.
- Pueden reconocer que una prenda de vestir te sienta bien para, a continuación, decirte que “el color no te va”.
- Cuando ellas te hieren suelen quitarle importancia “ eres muy exagerada/o, te tomas las cosas muy mal”, es decir, el problema es tuyo.
- Las relaciones con ellas no son fáciles porque siempre están poniendo condiciones para que termines haciendo lo que ellas quieren “si me quisieras de verdad…”.
- Las personas tóxicas se sienten mejor con ellas mismas cuando te llevan a un estado de inseguridad.
En realidad, en la vida recibimos lo que estamos dispuestos a tolerar y aunque debemos ser generosos también tenemos que establecer unos límites en nuestras relaciones con los demás para que sean sanas.
Y…cuidado, quizás nosotros mismos nos comportemos como personas tóxicas sin darnos cuenta. Las palabras mágicas son respeto y amabilidad.