La vergüenza, la última barrera.

mjgarcia Autoestima, Felicidad, Miedo

Hablar, cantar o bailar en público, salir sin maquillaje a la calle, que nos vean desnudos, declararnos a nuestro enamorado, hablar con personas desconocidas, salir a lugares nuevos, llevar algún tipo de prenda, mostrarnos tal y como somos…Todos, a lo largo de nuestra vida hemos sentido varias veces la vergüenza, ese sentimiento que nos hace enrojecer, nos hace sentir incómodos, que nos impide ser nosotros mismos y que en muchas ocasiones nos paraliza limitando nuestros pasos y funcionando como un muralla que nos impide conectar con nuestro yo y con nuestro alrededor.

Todos sentimos vergüenza. Es cómo reaccionamos ante esa vergüenza lo que indica si tenemos un problema relacionado con nuestros miedos e inseguridades, que pueden estar vinculados tanto a las obligaciones que nosotros mismos nos imponemos (no puedo salir de casa sin… no me veo bien si no…) como a la necesidad de aceptación social.  Ha llegado el momento de acabar con ella y derribar  esta barrera que nos puede hacer llegar a perder grandes oportunidades en nuestra vida.

Para superar la vergüenza es importante conocer nuestros fallos y limitaciones porque tenemos que aprender a aceptarlos como parte de nosotros mismos. Para ello buscaremos el origen de nuestros miedos e inseguridades y les haremos frente.

Hay que ser valiente y afrontar las situaciones que nos avergüenzan, eliminar de la mente la frase “no puedo” y desterrar de nuestros pensamientos el deseo de huir o escapar de la situación, pues no te estás haciendo ningún favor. Lo mejor es desafiarte a ti mismo y confiar en que serás capaz de eso y de mucho más,  por ejemplo, si te da vergüenza hablar en público empieza dando un pequeño discurso en familia y poco a poco puedes ir ampliando el aforo con amigos y el volumen de la charla hasta llegar a sentirte cómodo o al menos no sentir vergüenza con personas desconocidas. Si en cambio lo que te avergüenza es salir de casa sin maquillaje o mostrar alguna parte de tu cuerpo comienza a acostumbrarte cuando vayas a comprar el pan y ve incrementando el tiempo y los lugares a los que ir hasta ganar la suficiente seguridad en ti misma.

No os voy a engañar, es un proceso duro y largo pero os puedo asegurar que si lo intentais, luego os sentiréis mucho mejor, orgullosos de vosotros mismos y veréis que no era para tanto.

Una clave esencial para afrontar este proceso es tomarnos a nosotros mismos con un poco más de humor. Si somos capaces de relativizar nuestros miedos, ponerlos en su sitio, y reirnos un poquito de ellos, y de nosotros mismos, convertiremos el trabajo que estamos haciendo en algo esencialmente positivo, con la recompensa inmediata que proporciona la risa y la superación.

Todo ello os ayudará a erradicar o al menos a disminuir ese sentimiento de vergüenza, lo que supondrá un antes y un después en tu vida personal y social que no solo te agradecerás a ti misma sino que también te agradecerán los demás por darte a conocer tal y como eres.