Son eventos consustanciales con el hecho de estar vivos. A veces tendemos a pensar que sólo a nosotros nos pasan cosas desagradables y que “lo nuestro sí que es gordo”. En absoluto es así, lo cual no quiere decir que no tengamos que sufrir o inquietarnos por ellos. Eventos que producen estas reacciones de dolor o inquietud pueden ser: la pérdida de un ser querido, una ruptura de pareja, la pérdida de trabajo, una enfermedad o accidente invalidante o un cambio en la vida sobre el que tengamos muy poco control. Otros son menos desagradables como un cambio de ciudad, de trabajo o la jubilación pero aún así puede perturbar al individuo por suponer un cambio importante en su rutina diaria.
En la terapia se dan pautas sobre cómo afrontar la tristeza, la impotencia y la ansiedad ante las situaciones adversas en las que nos coloca la vida en ocasiones o ante situaciones desconocidas que nos producen ansiedad o miedo.