Cuando una pareja se rompe porque uno de los dos no quiere continuar la frase “me han dejado” actúa como un martillo pilón que taladra nuestro pensamiento y nuestro corazón hasta sumirnos en un pozo de ansiedad y tristeza del que parece que no vamos a salir nunca. Los primeros días o semana tras una ruptura tareas sencillas como dormir, comer, hasta respirar se convierten en una tortura. Y nos hacemos preguntas como: ¿Qué va a ser de mí? ¿Cómo reconstruyo mi vida? ¿Qué hago con mis sentimientos? ¿Cómo ha podido pasar todo esto?
Te percibes como un barco a la deriva, sólo, ya no sois dos, ya no hay proyecto común…
Sin embargo esa forma de sentirte es completamente normal, no estás enfermo/a, no eres débil, tus sentimientos son lícitos, sanos y forman parte de tu evolución. Algunas cosas las entenderás una vez que el dolor cese, cuando el desasosiego de paso a la serenidad, porque esto sucederá, no tengas ninguna duda. De momento, tienes derecho a sentirte así, deja que fluyan esas emociones, la ansiedad, la rabia, la tristeza, la sensación de abandono, la incertidumbre. Acabas de sufrir una pérdida es normal que duela, no te exijas demasiado.
Pero tampoco te tortures más de lo necesario, no te obsesiones con escenarios futuros en los que estáis de nuevo juntos, con fantasías en las que te llama, te busca, se arrepiente y te pide volverlo a intentar.
Si tiene que ser así será te lo preguntes o no.
Ahora lo que necesitas es volver a encontrarte. Necesitas estar bien porque si vuelve tu estarás bien y si no lo hace tu estarás bien igualmente, ¿ves? No tienes nada que perder.
Si lo decides lo harás.
¿Y cómo lo hago? ¿De dónde saco las fuerzas? En primer lugar abre los ojos a tu alrededor y mira lo que te queda, no lo que has perdido, Te queda toda la gente que te quiere, te tienes a ti mismo/a por encima de todo, recuerda cómo eres, qué te ilusiona, qué te gusta, qué cosas querías hacer y aparcaste por atender a tu relación.
¡Sal de ahí, corre, siente el viento en la cara y la lluvia sobre tu pelo!
Decide vivir incluso mejor que antes, recuerda, ahora eres un poquito más sabio/a. Nota cómo se va cerrando la herida y se convierte en una imperceptible cicatriz. Busca otros proyectos, otras motivaciones, confía en ti.
Cuando una puerta de la felicidad se cierra, otra se abre, a veces miramos tanto tiempo a la puerta cerrada que no vemos la que se ha abierto para nosotros. Helen Keler.
¡Hay vida tras una ruptura, tras la pérdida de una persona¡ Quizás la mejor vida para ti ¿por qué no? A menudo lo que hoy nos parece una tragedia se convierte con el tiempo y otra perspectiva en lo mejor que nos podía haber pasado pues nos abre la puerta a otras oportunidades.
Y si lo necesitas, busca ayuda profesional, no estás solo/a para seguir adelante, el duelo se acortará y perderá intensidad.